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Trends: Blancos del Douro

 

 

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Altano Branco Reserva: Altano es un proyecto de Symington, uno de los más reconocidos productores de vino de Oporto. Ensamblaje de viosinho, rabigato, moscatel galego y malvasía fina que fermenta en acero inoxidable y luego se envejece en madera y con sus lías antes de pulirse más en botella. Un blanco fresco, con tonos cítricos, un velo de vainilla y un perfil mineral que lo hace apto para contextos tan casuales como formales.

Alves de Sousa: la casa Alves de Sousa siempre se ha destacado por los blancos que proceden de su Quinta da Gaivosa. Uno de ellos es Alves de Sousa Pessoal, un vino que persigue relatar un Douro vigoroso y dialogante con la naturaleza. Un vino con aromas florales, canela y cáscara de naranja que en boca sorprende por su sedosidad y estructura, además de por su muy prolongado final en el paladar. Malvasia fina, viosinho, gouveio y otras castas le sirven de columna vertebral.

Branco de Ventozelo: la histórica Quinta de Ventozelo es una de las propiedades más grandes del Douro. En sus vinos se busca destacar la pureza de la uva y el territorio, cimentado sobre marcadas diferencias de altitud, edad de cepas y exposición al sol. Este blanco ensambla malvasía, viosinho y rabigato y comienza su fermentación en acero inoxidable para terminar en barrica, donde también envejece. Un blanco de más enjundia, con matices aromáticos a membrillo, un punto de miel, flores blancas y una boca más compleja, con delicados matices de crianza, salinidad y elegancia. El vino envejece ocho meses en barricas de 300 litros, mitad roble francés y mitad húngaro.

Duas Quintas: un emblema de la casa Ramos Pinto y uno de los primeros blancos de mesa elaborados en la región. Sus uvas proceden de dos quintas en el Douro Superior donde se plantan sobre suelos y altitudes distintas. En una pizarra más baja y en la otra granito a mayor altitud. Esa fusión, junto con la de castas como arinto, viosinho y rabigato hacen tanto de la versión blanca básica como del Reserva, una apuesta segura en blancos del Douro gracias a su equilibrio, frescura, matices florales y especiados. Ambas etiquetas fermentan parcialmente en madera, incluidos roble francés y austríaco.

Duorum: proyecto del grupo João Portugal Ramos, este blanco del Douro Superior mezcla viosinho, rabigato, verdelho, arinto y códega do Larinho cultivadas en uns suelo pizarroso. Realiza fermentación dual, en tanques de acero inoxidable y un 30% en barrica de roble francés, lo que se traduce en un vino fino, pero con muy buen volumen en boca. Su parcial contacto con la madera queda evidente en un sutil velo de almendra envolviendo recuerdos a hinojo, jengibre, humo e incluso un punto meloso a piña. En boca es untuoso, salino, fresco y muy sápido, terminando con un posgusto prolongado y persistente.

H.O. Horta Osório: el Horta Osório Colheita blanco es un ensamblaje de rabigato, arinto y viosinho que destaca por su complejidad, frescura y finura. Sus aromas vienen marcados por flores blancas, marcados anisados, puntos cítricos y reminiscencias minerales a talco, piedra mojada y fósforo, e incluso puntos almendrados a pesar de no tener contacto con la madera. En boca es goloso, complejo y salino, con buen volumen, deslizándose por el paladar con untuosidad, frescura y mediana persistencia.

Lacrau Branco Moscatel Galego: un blanco de moscatel galego muy viejo cultivado a unos 600 metros de altitud, elaborado por el proyecto Secret Spot Wines. Fermentación y crianza en madera de roble entregan un vino seco y con mucha personalidad que destaca por su volumen y equilibrio en boca. En nariz tiene recuerdos aromáticos a flores, a hierbas como la salvia, así como una pizca especiada y tostada fruto de su crianza.

Maçanita os Canivéis – un blanco que no deja indiferente a nadie y que se elabora con cepas de entre 52 y 70 años cultivadas a unos 600 metros de altitud. Nada más y nada menos que 17 variedades de uva, field blend literal del viñedo Canivéis, con castas como la dona branca, la rabigato o la trincadeira blanca. Un vino de la factura de los hermanos Maçanita, que se fermenta con racimo entero y cuya fermentación y crianza es un juego de barrica nueva y acero inoxidable. Con una producción de apenas unas 800 botellas, el vino rezuma aromas a flor de manzanilla, recuerdos a manzana, puntos cítricos y aceituna que hasta evocan a los finos y manzanillas jerezanos criados bajo velo flor, con un fondo mineral que termina en una boca salina, larga, envolvente, fresca, fina y elegante que dotan de singularidad a un vino distinto y fascinante.

Meandro do Vale Meão Branco: localizada en el Douro Superior, Quinta do Vale Meão es una de las bodegas de referencia de Portugal. De escasa producción, su Meandro do Vale Meão blanco suma rabigato y y la aromática arinto, que se vinifican por separado en depósitos de pequeña dimensión. Un vino aromático, fresco y con volumen sin llegar a ser demasiado untuoso a pesar de su prolongada crianza sobre lías.

Mirabilis Grande Reserva: Desde su estreno con la cosecha 2011 este vino de guarda de la bodega Quinta Nova de N. Sra. Do Carmo se ha instalado en el palmarès de los mejores blancos de Portugal. Viosinho, gouveio y otras variedades de uva procedentes de cepas superiores a 80 años son la génesis de este blanco que fermenta en barricas de roble francés y húngaro donde luego se cria entre nueve y diez meses con sus lías, sometiéndose a bâtonnage regular para ganar volumen y estabilidad. Un complejo perfil aromático que pasa por flores blancas, recuerdos a talco, tostados finos, pizcas ahumadas y a vainilla adorna a este vino fresco, equilibrado y fino, con un final de boca muy prolongado.

Passadouro Blanco: también ensamblaje de rabigato, viosinho y códega que destaca por su frescura, aromas cítricos y profunda mineralidad.

Poeira: Poeira es el proyecto personal del reputado enólogo Jorge Moreira, a cargo también de la elaboración de otras célebres bodegas del Douro. Este es un exquisito blanco superpremium que se comercializa como Vinho Regional Duriense y destaca por su buena acidez, carácter, elegancia y vocación de porvenir.

Quinta das Carvalhas Branco: Real Companhia Velha ostenta la dual distinción de ser la compañía de vinos más vieja de Portugal y también una de las más innovadoras. En uno de los ámbitos en que más ha innovado es precisamente el de los vinos blancos. Quinta das Carvalhas es una de sus quintas más emblemáticas, donde se trabaja con cepas más viejas, muchas muy viejas, para hacer vinos super premium con mucho carácter, elegancia y complejidad. El Quinta das Carvalhas Branco suma viosinho y gouveio que comienzan su fermentación en depósitos de acero inoxidable y la terminan en barricas de roble francés, donde luego pasan medio año con sus lías finas. Este exquisito blanco duriense se estrena en nariz con una pizca de aromas petrolados, matices de flores, almendra fina, humo y tonos cítricos que dan paso a una boca fresca, con buena salinidad, elegancia y delicia, que concluye con tonos de ligera madurez a manzana asada y membrillo.

Quinta de Cidrô Boal: la histórica Quinta de Cidrô es la plataforma de experimentación en viña de la Real Companhia Velha. Esta etiqueta forja un vino elegantísimo de tan escasa producción que no sale de Portugal. Aunque en otros lugares del país la boal se identifica con la malvasía fina, en el Douro y en Quinta de Cidrô la boal es sinónimo sémillon, la variedad francesa célebre por los vinos de Sauternes. Es precisamente el perfil de cosecha tardía botritizada que perseguía el vino en sus inicios, pero al no funcionar, se determinó elaborar como vino de mesa. Un vino sobresaliente que se estrenó con la añada 2012 y que junto con esos matices minerales conjuga tonos cítricos y recuerdos delicados a café espresso en un vino de impresionante finura y magnífica acidez.

Quinta de Porrais Rabigato Reserva: los monovarietales de rabigato son más bien excepcionales en el Douro. Un vino aromático que a la par expresa en equilibrio los matices tostados de su crianza en madera y tiene una boca fresca, envolvemente y con buena estructura. Además de éste, Quinta de Porrais elabora otros dos blancos, Quinta de Porrais y Porrais, ambos buenas selecciones en su gama de precio.

Quinta do Crasto Branco: un blanco fresco, fino y mineral elaborado con las variedades viosinho, gouveio (godello) y rabigato, todas vinificadas por separado, como es costumbre en Quinta do Crasto, una de las bodegas de referencia en el Douro.

Quinta do Síbio Arinto: la Real Companhia Velha ha hecho un importante trabajo de viticultura con variedades blancas, muchas de las que ha rescatado casi de su extinción. No es el caso de la arinto que protagoniza este blanco de una de las quintas de la empresa. Se trata de un vino que busca extracción para ganar en complejidad y se fermenta y envejece a medias en acero inoxidable y roble. Un vino que se estrena con aromas muy afrutados y más maduros como la manzana asada, la pera, tonos melosos que luego dan paso a matices a fósforo, piedra mojada y vainilla en un vino super fresco y redondo, con gran persistencia y sapidez

Redoma Branco: una de las etiquetas de referencia de la casa Niepoort. Redoma significa “algo precioso” y sus vinos proceden de viñas a mayor altitud, a entre 500 y 600 metros, con un clima más fresco, maduración más tardía y un cóctel de parcelas diminutas y longevas, superando los 60 años, y en, algunos casos incluso un siglo. Rabigato, viosinho, donzelinho branco, gouveio y códega do Larinho son las castas que predominan en las parcelas de esquisto, que confieren a los vinos frescura, elegancia, salinidad y notas minerales. El vino fermenta y envejece en barrica de roble francés y tiene también aromas florales y cítricos, conjugados con una buena untuosidad.

Vallado Branco: la expresión más cristalina de Quinta do Vallado, otra bodega de referencia en el Douro. Ensamblaje de arinto, rabigato, viosinho, gouveio (godello) y códega do Larinho, con aromas perfumados a fruta blanca y tonos tropicales, envueltos con matices a piedra mojada y el gusto de una boca chispeante y refrescante, con muy buena acidez y un cuerpo ligero que va ganando volumen en copa y deja un retrogusto muy persistente.

Xisto Cru Branco: un vino que ensambla uvas de cepas casi centenarias entre las que predomina la rabigato y que persigue trasladar con transparencia y honestidad a la copa el suelo pizarroso donde nacen las uvas, con mínima intervención a lo largo de su fermentación y crianza en madera. Así se logra entregar un vino complejo, grande y elegantísimo, que además refleja la personalidad y el vasto savoir-faire de su autor, Luis Seabra, uno de los más talentosos y respetados enólogos de la región.

 

21 de enero de 2019. Todos los derechos reservados ©

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Las principales variedades blancas de uva en el Douro son autóctonas e incluyen la gouveio (godello), la rabigato, la viosinho o la malvasía fina, como variedades de mayor aporte en los ensamblajes, y otras como la arinto, la moscatel galego, la códega o la boal, entre otras más. Pero junto con éstas algunos proyectos innovadores han incluido castas de fuera del Douro, como la alvarinho, o incluso internacionales como las chardonnay o sauvignon blanc. Un repertorio que permite construir magníficos blancos en esta región de suelos eminentemente pizarrosos, pero donde el granito también tiene cabida.

Entre el primer grupo autóctono un valor añadido, la edad de sus cepas, muchas muy viejas, tanto que se encuentran dispersas entre los célebres “field blends” con que antaño se cultivaba, intercalando variedades en un mismo espacio de viña. En el segundo, cepas con plantaciones realizadas con criterios más modernos y pensados para facilitar el manejo de la viña, un reto enorme en las encostas más viejas de la denominación de origen.

Conjuntamente con las cepas el Douro tiene otro emblema de distinción, su suelo, eminentemente pizarroso, que incide en la estructura de los vinos, pero también en cómo se transmiten sus cualidades en el proceso de elaboración hasta llegar a la copa.

Quienes deseen sumergirse en el universo blanco del Douro, cuentan aquí con una lista de etiquetas blancas recomendadas por Viajes & Vinos   ---de lo más básico a lo ultra premium---  que entendemos no defraudarán.

Puede que tenga que ver con el hecho de que el color de origen más común de los fortificados de Oporto empieza en tinto. Lo cierto, empero, es que también los hay blancos, maravillosos, especialmente si son muy añejos, que también empiezan a ponerse de moda, aunque sigan siendo en un volumen menor,

Quizás es por esa presencia limitada en los vinos fortificados de Oporto que las uvas blancas del Douro no eran un referente de primera fila a la hora de elaborar vinos de mesa, algo que comenzó a cambiar hace un par de años cuando el panorama de vinos de mesa duriense empezó a pintarse de tonos claros que pronto iniciaron una ruta meteórica que en los últimos tiempos ya no deja lugar a dudas de que los blancos del Douro no solo empiezan a ponerse de moda, sino que también van a convertirse en un referente de los vinos de Portugal.

No es casualidad. Aunque de lo que más se escuche es del boom rosé, la realidad es que la preferencia y demanda por los vinos blancos crece a un ritmo imparable a nivel internacional. Esta demanda está confabulada con una importante elevación de los niveles de calidad de los vinos de este color.

En el caso concreto del Douro, la transformación comenzó cuando las variedades de uva blanca comenzaron a pensarse para la elaboración de vinos de mesa y no tan solo de Oporto, algo que se logró con una mayor atención al manejo de la viña, plantaciones con buenas exposiciones a la luz solar y a mayor altitud para ganar en frescor, y el empleo de variedades de uva más equilibradas, menos orientadas a los grandes rendimientos y con mayor acidez.

Por eso los vinos blancos de mesa del Douro portugués, la más antigua región vitivinícola demarcada y reglamentada del mundo, viven una revolución, quizás la gran revolución del Douro en la última década, y marcan una de las tendencias a las que conviene estar alerta.

Este ejercicio se desdobla en dos facetas, pero un rigor equidistante como resultado de la investigación. Por un lado están las variedades autóctonas, muchas de ellas en vías de recuperación para la elaboración de vinos blancos, y por otro están variedades de corte menos territorial que han logrado aclimatarse muy bien al Douro. De ahí que según el contenido de variedades utilizadas los vinos se amparen en la DOC Douro o se comercialicen como Vinos Regionales Durienses.

 

Rosa Maria Gonzalez Lamas. Foto: Viajes & Vinos (C)